lunes, 7 de enero de 2013

EL POST PARTIDO: BARÇA 4-0 ESPAÑOL


La afición del Camp Nou envió a Segunda al eterno rival de la ciudad con cánticos desde el inicio

  • La afición del Camp Nou envió a Segunda al eterno rival de la ciudad con cánticos desde el inicio.

  • El público se posiciona: ovación a Villa, indiferencia cuando entró Alexis

Cesc Fàbregas pelea un balón con el centrocampista del Espanyol Raúl Baena.
Cesc Fàbregas pelea un balón con el centrocampista del Espanyol Raúl Baena. / FOTO: ANDREU DALMAU - EFE
Javier Gascón 07/01/2013 07:10
Si alguien reclama hoy el dinero de su entrada del derbi, que nadie se extrañe. Cuando el colegiado extremeño Jesús Gil Manzano señaló el final de la primera parte, el reloj electrónico del marcador indicaba el minuto 44 y no se movió hasta el 45 segundos después de su pitido. ¡Qué desfachatez! No sólo no prolongó el juego ni un minuto sino que se comió un tiempo breve, pero precioso.
En la grada se escucharon tímidos silbidos, más de cachondeo que de enfado porque el 4-0 invitaba ya a seguir el partido espatarrado. Pero cuando se trata del Barça, privar al aficionado de unos pocos segundos no tiene perdón. ¿Y si dejaron de ver una obra maestra de Messi? Lo dicho: a reclamar.
El árbitro, con su precipitación, por lo menos fue humano con un Espanyol que estaba pidiendo el descanso, mejor dicho, el final del partido, desde el minuto 30, cuando ya llevaba cuatro goles en contra sin haber podido sudar la camiseta todavía.
Desde el primer minuto los aficionados del Barça le dedicaron un cántico muy doloroso: ("¡A Segunda, a Segunda!") que se fue repitiendo. En la segunda parte, después de que Baena comenzara a repartir 'felicitaciones navideñas', se escuchó otro humillante cántico, con poca rima, pero mucha mala leche: "¡El año que viene, Espanyol-Barça B!".
Pero no todo fueron mensajes hacia el eterno rival de la ciudad. También se entonó el ya fijo "¡In-inde-independència!" en los minutos 17 de cada parte y se coreó a Abidal en los dos 22'. Los entrenadores tendrían que tener un dorsal.
A Tito se le dedicaron canciones, pero desordenadas. Faltaba un punto de unión, un minuto determinado, el 50, por ejemplo. Es una idea. Entre las ovaciones a los jugadores (Messi, Xavi, Pedro, Iniesta...) quedó clara la predilección hacia Villa en su pulso con Alexis. Cuando entró el Guaje, el cariño fue sonoro y unánime. Cuando entró el chileno reinó la indeferencia
El espanyolismo debería empezar a pensar que la Liga se reanuda el sábado con el partido ante el Celta en Cornellà-El Prat. Haría bien en olvidar rápido el derbi de ayer y centrarse en la visita del equipo gallego, la verdadera Liga de los blanquiazules, la lucha por evitar el descenso.
Ayer no era la guerra de los pericos, es cierto. Lo más lógico era perder ante el mejor equipo del mundo, cierto también. Lo que ya no es tan lógico es la imagen que dio el Espanyol, sobre todo en la primera media hora del partido, cuando el marcador ya reflejaba un contundente 4-0. Por suerte para el espanyolismo, la imagen del equipo perico mejoró tímidamente, en la segunda parte y el 'baño' no fue sangrante.
Aguirre sorprendió al reforzar el centro del campo con la alineación de Baena como extremo diestro, junto a Verdú como enganche y Simao por la izquierda. Forlín y Víctor Sánchez se inscrustaron en la zaga. Se intuía una medular rocosa y presionante. Nada más lejos de lo que se vio.
El Espanyol desde el primer suspiro se atrincheró en su área, descuidando la presión en la medular, nunca defendió dando un paso adelante, enseñando las uñas, sino reculando, asustado.
Y el Barça lo 'mató'. Sin agresividad, sin alma, sin garra. En la víspera del partido Aguirre aseguró que su equipo iría sin miedo al Camp Nou, apelaba al orgullo y al sentimiento. Pero sus jugadores, sobre todo en la primera parte, poco caso hicieron. Nada les salió.
A los jugadores pericos los Reyes les regalaron un autocar sin ruedas, un autobús que colocaron en la portería de Kiko Casilla, faltos de agresividad, con vías de escape, faltos de capacidad para presionar el potencial azulgrana.
Ayer se cambiaron las tornas de las últimas visitas del Espanyol a los 'grandes'. En las últimas Ligas se acusaba al Espanyol de ir al Bernabéu vencido y en cambio, plantaba cara siempre en el Camp Nou. Ahora se ha girado la tortilla: dieron una digna imagen en el coliseo blanco, pero salieron escaldados del Camp Nou

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