El Barça pone la quinta antes de Múnich
Los primeros compases bastaron para ver que se trataba de un partido trampa. De esos que, por cómo llega el rival en cuanto a resultados, piensas que va a ser fácil. De esos que se atrancan al mismo ritmo que pasan los minutos a pesar de llevar el timón y dominar en juego y ocasiones. De esos que Lewandowski o Dembélé han desatascado en las primeras jornadas de la temporada pero que Memphis, Ferran o Raphinha no encontraron la forma de hacerlo.
Avisó el Cádiz en el segundo minuto que no valía confiarse. Una llegada peligrosa con un balón muerto en el área que Sobrino no logró enganchar bien y que De Jong terminó despejando. Tras el susto inicial se pusieron las pilas los azulgranas, que bajaron una marcha para volver a empezar de cero.
Imprecisiones y pérdidas
Atacaba el Barça buscando espacios entre las camisetas amarillas que se concentraban cerca del área de Ledesma. Lograba encontrarlos pero estaba más impreciso de lo habitual en el último pase y en la definición. Un palo de Raphinha y varias ocasiones para Memphis y Ferran que quedaron en nada.
Gavi, De Jong y Balde, que vio cómo le decían "no hay nada" en un claro penalti de Iván Alejo, lideraban la ofensiva azulgrana. Avanzaron los minutos y terminó la primera parte con un Cádiz acomodado en su juego defensivo y empujado por los cánticos de "a por ellos" de su incansable afición y un Barça cada vez más frustrado por la falta de pegada.
Llegaron los goles
No hizo cambios Xavi al descanso pero sí mandó a calentar a su trío intocable. Lewandowski, Dembélé y Pedri entraron por Memphis, Ferran y Gavi a los pocos minutos. Justo antes, y después de una brillante acción de Piqué para evitar el tanto de Sobrino, llegó el gol de la tranquilidad. El autor fue De Jong, que más atento que nadie cazó un rechazo de Ledesma tras una espectacular jugada de Gavi para abrir el marcador.
Se creció el Barça, recuperado de confianza, y fue a por más. Con Lewandowski sobre el terreno de juego la probabilidad de hacer el segundo había aumentado. El polaco volvió a estar en el sitio adecuado en el momento perfecto. Y, tras una excelente combinación entre Bellerín, Raphinha y De Jong, cazó sobre la línea de gol un balón muerto para mandarlo al fondo de la red y poner tierra de por medio.
Susto e incertidumbre
Con el partido prácticamente en el bolsillo Marcos Alonso entró por Balde para disputar sus primeros minutos de azulgrana. Pero el final del encuentro quedó interrumpido por un triste episodio que mantuvo a todo el Nuevo Mirandilla en silencio durante un largo rato. Los servicios médicos tuvieron que asistir a un espectador que sufrió convulsiones y quedó inconsciente en la grada.
Mientras Araujo rezaba sobre el verde y los jugadores de ambos equipos hablaban entre ellos en silencio para tratar de explicarse lo que estaba pasando, Ledesma corrió a buscar un desfibrilador para que los médicos pudieran realizar al aficionado un masaje cardíaco. Los altavoces del estadio anunciaron que los jugadores se retiraron a los vestuarios y que el partido había quedado pausado y, tras una larga espera, el espectador fue evacuado, en estado grave pero con constantes vitales.
Ansu y Dembélé sentenciaron tras la reanudación
Salieron de nuevo a calentar ambos equipos y el duelo se retomó a las 21:05 horas, casi una hora después. Tanto los futbolistas como los aficionados se notaban extraños y transmitían una sensación de incertidumbre. Aunque volvieron los aplausos.
Hubo tiempo para más y Ansu Fati y Dembélé sentenciaron el partido con el tercer y el cuarto tanto azulgrana tras una gran actuación de Lewandowski. Quinta victoria de la temporada para un Barça que supo reconducir una primera mitad más floja para viajar a Múnich con las mejores sensaciones.