domingo, 25 de marzo de 2012

Asco y náuseas

Asco y náuseas

 

Faltando 9 jornadas, 27 puntos por disputar y con un Barça-Madrid en el Camp Nou, afirmar que una diferencia de seis puntos es poco menos que insalvable resulta exagerado. De hecho, si el Barça mantiene este margen y golpea en su estadio reduciendo a tres puntos la diferencia ganaría también el 'goal average' y ajustaría aún más esta desventaja de forma que el Madrid estaría expuesto a perder la Liga encajando una derrota más. ¿Imposible? De entrada, el Barça necesita ganar todos los partidos, una hazaña que si la banda de Messi se lo propone está perfectamente al alcance de su fútbol, el más brillante y efectivo de todos. Y aún así puede que no sea suficiente porque el Madrid también es capaz de ganarlo todo, quién sabe si incluso en el Camp Nou. La preocupación de fondo, la que invita a Guardiola a negar la esperanza para evitar frustraciones, radica en que esta Liga no la deciden los futbolistas sino los despachos. De la evidencia de una mano blanca meciendo esta cuna se tienen hasta huellas dactilares, vídeos, psicofonías, testimonios, imágenes y episodios nunca vistos en una competición que, para su propia vergüenza, pretende canibalizar a uno de los suyos, al Barça que asombra al mundo, para que el Madrid gane la Liga. La arrogancia y estupidez de quienes pueden consentir ante la mirada del resto del mundo el expolio de un patrimonio futbolístico único en su género, época e historia son, en efecto, los factores que ahora mismo presuponen que efectivamente esos seis puntos serán definitivos. Al Barça le toca, como ha hecho hasta ahora, desnudar a dirigentes, comités y árbitros para que también el mundo sepa quiénes son los cobardes, vendidos y ruines personajes que, abusando de su poder, permitirán que el fútbol deje de ser algo emocionante para convertirse en un abuso de poder que provoca asco y naúseas.

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