Leo Messi se aferra a LaLiga
El argentino firmó un doblete en la segunda mitad y recoge el guante lanzado por Koeman
Alba marcó el tercero y cerró un partido que reengancha al equipo en la lucha por el título
Jugar la primera jornada de LaLiga a pocos días de que febrero sea suplantado por marzo en el calendario y en un Camp Nou vacío es raro. Cosas de la pandemia, que convierte un partido que debería servir para calentar motores en absolutamente trascendental sin parecerlo. La alineación de Koeman, con cinco cambios respecto a su once preferido, era una mezcla de todo ello. El holandés había pedido a sus futbolistas que soñaran, que siguieran pensando en grande y Leo Messi agarró la almohada y acurrucó a sus compañeros con dos golazos en el arranque del segundo tiempo. ¿Hay Liga? La respuesta está en las botas del '10'.
FICHA TÉCNICA
FC BARCELONA
3-0
ELCHE
FC BARCELONA
Ter Stegen, Mingueza, Piqué (Lenglet, 75'), Umtiti, Alba (Dest, 75'), De Jong, Pjanic (Dembélé, 46'), Pedri, Trincao (Busquets, 66'), Messi y Braithwaite (Griezmann, 75').
ELCHE
Edgar Badia, Barragán, Gonzalo Verdú, Josema, Mojica, Cifuentes (Fidel, 59'), Mfulu (Luismi, 80'), Raúl Guti, Rigoni (Tete Morente, 59'), Pere Milla (Nino, 71') y Lucas Boyé (Carrillo, 71').
GOLES
1-0, Leo Messi (47'). 2-0, Leo Messi (69'). 3-0, Jordi Alba (73').
ÁRBITRO
Díaz de Mera (castellano-manchego). T.A.:
INCIDENCIAS
Partido correspondiente a la Jornada 1 de LaLiga Santander disputado en el Camp Nou a puerta vacía.
Barça y Elche salieron al césped como si el partido fuera la continuación del jugado ante el Cádiz, como si los andaluces hubieran cedido sus camisetas a los ilicitanos a modo de relevo. La sensación era la misma: un equipo encerrado atrás y otro que tocaba y tocaba de un lado a otro en un balanceo interminable y soporífero. La ocasión de Trincao nada más empezar el encuentro, que probó a Edgar Badia algo tímido, la devolvió Boyé en la siguiente jugada. Un oasis en mitad de poca cosa. Las dos líneas del Elche parecían una trinchera impenetrable. A los veinte minutos repitió Trincao y la jugada acabó igual, con parada de Badia. Lo intentaba el portugués sin acierto.
Leo Messi se movía entre líneas buscando socios con los que trenzar paredes, pero es que el espacio entre líneas era una baldosa. Piqué y Umtiti se hartaron a pasarse el balón, como si no hubiera porterías, y algunas veces Pjanic levantaba la cabeza a la espera de un desmarque en profundidad. Un fútbol demasiado académico, escrito en una libreta llena de teorías insulsas. La melodía sonaba a la música que ponen las compañías eléctricas a los clientes que quieren darse de baja mientras esperan al teléfono. La llamada se cortó cuando Díaz de Mera señaló el camino hacia los vestuarios.
Messi dice basta
Koeman ordenó la entrada de Dembélé, pero fue Leo Messi el que tardó dos minutos en acabar con el sopor. Agarró el balón a unos veinte metros del área y empezó a esquivar rivales. Buscó la ayuda de Braithwaite, que se la devolvió de espaldas, y el '10' superó cruzando ante Badia. Un gol de juventud, de cuando llevaba melena despeinada. Repitió a los pocos minutos con una jugada parecida, pero esta vez el disparo se estrelló en la defensa.
El Barça salió distinto, más enérgico, recogiendo el guante lanzado por Koeman tras animarles a seguir luchando por LaLiga. Diez minutos del segundo tiempo fueron suficientes para que el Elche notara el aliento hambriento de los blaugrana, lanzada a la basura la primera mitad. Los de Escribá, pese a todo, mantuvieron su plan, que la camiseta del Cádiz parecía sentarles bien. El problema para ellos fue que Leo se había cansado de chirigotas. Una carrera de De Jong sorteando rivales por potencia acabó con la cesión del holandés atrás. El '10' evitó disparar violento, controló, se acercó a Edgar Badia y definió tan suave como la voz de Rosalia versionando a Los Chunguitos.
Con el Elche de resaca y Escribá cambiando a medio equipo, Braithwaite la puso de cabeza para que Jordi Alba hiciera el tercero. El mensaje de los blaugrana en la segunda mitad era contundente. De todo el equipo, sí, pero nada sería lo mismo sin ese hombre que luce en la espalda el diez y en el brazo la 'senyera'. Si hay Liga, si aún la hay, depende exclusivamente de lo que dicte el más grande.
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