1.- Fluidez inicial del Barça frente al 4-3-2-1 que
plantea JIM en el Levante, con Arouna Koné buscando la contra y Barkero y
Valdo encargados de construirle la plataforma para su vuelo. Fluidez
con rombo en el centro, Xavi y Thiago a los lados de Busquets, Cesc en
el vértice superior, Pedro y Alexis en las bandas.
2.- Levante en modo autobús, pero con el talento para aguijonear como una avispa cuando cruzaba el centro del campo. No crea mucho peligro, pero es amenazador. El Barça se siente superior, pero no descifra el camino del laberinto. Comprende que el equipo local le abre los pasillos de fuera, pero no percibe cómo aprovecharlos. Alexis, por ejemplo, lanza centros sin parar a la cabeza de un inexistente compañero. Ahí hay un jeroglífico y Xavi no encuentra la respuesta.
3.- A los 20 minutos, Thiago se coloca de extremo izquierdo, Pedro en la derecha y el chileno de 9, pero antes de que pueda comprobarse la eficacia de la permuta se adelanta el Levante en su primer remate a portería. Penalti y gol. El autobús se agiganta.
4.- Y al Barça se le ha agarrotado todo. Las ideas, la fluidez y los pasillos. Donde hasta entonces circulaba limpio el balón han empezado a crecer obstáculos. Ya no era Koné fajándose: era todo el Levante dando un concierto de cerrar puertas en narices ajenas. Una inteligente y eficaz tela de araña que ha atrapado a Messi, Xavi y demás.
5.- Al Barça le ha sostenido un Mascherano fuera de serie en su papel de central corrector, cada día más abidaliano (salvo en una salida descerebrada en el minuto 92 hasta el centro del campo). El defensa argentino -porque ya hay que llamarle defensa, definitivamente- ha sido la madre que acuna al bebé en las noches de rayos y truenos; el pastor que impide que llegue el lobo. El lobo era Koné, pero Mascherano se ha anticipado siempre al mordisco.
6.- El lobo auténtico ha sido Cuenca. Al descanso, Guardiola ha visto que las puertas interiores solo podrían abrirse desde fuera. Ha quitado a Xavi para meter a Cuenca. A cambio, JIM ha reaccionado con defensa de cinco para espesar aún más la maraña. Cuenca ha sido la bombona de oxígeno de un Barça que sufría por dentro, agobiado por un reloj que tenía rostro de match ball.
7.- Ha resuelto Messi, 41 goles en Liga, como Cristiano Ronaldo. Ha resuelto por dentro, pero en acciones iniciadas por fuera. Un asunto más táctico que emocional. Cuando el equipo acudía presto al embotellamiento central, Cuenca se empeñaba en seguir estirando la lona por fuera. Hasta que, de tanto tensar, la lona se ha rajado por el centro.
8.- Levante con dos rostros opuestos: autobús atrás, un lobo delante. Espléndidos Juanfran, Iborra y Ballesteros cerrando; majestuoso Koné amenazando. Partido espeso del Barça al modo de Cesc, quizás el jugador más oscuro del cuadro actual, pero concediendo nuevamente solo dos disparos contra su portería, en línea con los partidos más recientes en los que suma once victorias consecutivas.
y 9.- Ha resuelto Messi por dentro, pero el peligro ha llegado por Cuenca y ese pastor salvavidas llamado Mascherano.
2.- Levante en modo autobús, pero con el talento para aguijonear como una avispa cuando cruzaba el centro del campo. No crea mucho peligro, pero es amenazador. El Barça se siente superior, pero no descifra el camino del laberinto. Comprende que el equipo local le abre los pasillos de fuera, pero no percibe cómo aprovecharlos. Alexis, por ejemplo, lanza centros sin parar a la cabeza de un inexistente compañero. Ahí hay un jeroglífico y Xavi no encuentra la respuesta.
3.- A los 20 minutos, Thiago se coloca de extremo izquierdo, Pedro en la derecha y el chileno de 9, pero antes de que pueda comprobarse la eficacia de la permuta se adelanta el Levante en su primer remate a portería. Penalti y gol. El autobús se agiganta.
4.- Y al Barça se le ha agarrotado todo. Las ideas, la fluidez y los pasillos. Donde hasta entonces circulaba limpio el balón han empezado a crecer obstáculos. Ya no era Koné fajándose: era todo el Levante dando un concierto de cerrar puertas en narices ajenas. Una inteligente y eficaz tela de araña que ha atrapado a Messi, Xavi y demás.
5.- Al Barça le ha sostenido un Mascherano fuera de serie en su papel de central corrector, cada día más abidaliano (salvo en una salida descerebrada en el minuto 92 hasta el centro del campo). El defensa argentino -porque ya hay que llamarle defensa, definitivamente- ha sido la madre que acuna al bebé en las noches de rayos y truenos; el pastor que impide que llegue el lobo. El lobo era Koné, pero Mascherano se ha anticipado siempre al mordisco.
6.- El lobo auténtico ha sido Cuenca. Al descanso, Guardiola ha visto que las puertas interiores solo podrían abrirse desde fuera. Ha quitado a Xavi para meter a Cuenca. A cambio, JIM ha reaccionado con defensa de cinco para espesar aún más la maraña. Cuenca ha sido la bombona de oxígeno de un Barça que sufría por dentro, agobiado por un reloj que tenía rostro de match ball.
7.- Ha resuelto Messi, 41 goles en Liga, como Cristiano Ronaldo. Ha resuelto por dentro, pero en acciones iniciadas por fuera. Un asunto más táctico que emocional. Cuando el equipo acudía presto al embotellamiento central, Cuenca se empeñaba en seguir estirando la lona por fuera. Hasta que, de tanto tensar, la lona se ha rajado por el centro.
8.- Levante con dos rostros opuestos: autobús atrás, un lobo delante. Espléndidos Juanfran, Iborra y Ballesteros cerrando; majestuoso Koné amenazando. Partido espeso del Barça al modo de Cesc, quizás el jugador más oscuro del cuadro actual, pero concediendo nuevamente solo dos disparos contra su portería, en línea con los partidos más recientes en los que suma once victorias consecutivas.
y 9.- Ha resuelto Messi por dentro, pero el peligro ha llegado por Cuenca y ese pastor salvavidas llamado Mascherano.
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