jueves, 14 de enero de 2021

CRÓNICA SPORT: REAL SOCIEDAD 1-1 BARÇA. SEMIFINALES DE LA SUPERCOPA DE ESPAÑA.

 

El Barça, a la final de la Supercopa

El partido se decidió en los penaltis tras acabar con empate a uno tras los goles de De Jong y Oyarzabal, de penalti

Riqui Puig marcó el quinto y decisivo penalti que valió el billete para Sevilla

Un imperial Ter Stegen manda al Barça a la final de la Supercopa con una soberbia actuación en la tanda de penaltis | sport

Barça y Real Sociedad se enfrentaron al frío del Nuevo Arcángel, sin público y en el termómetro, con ganas e intensidad, luchando por cada balón como si fuera el último cuando, en realidad, quedaba un mundo. Pero de eso trata el fútbol y los blaugrana, que echaron de menos el genio de Messi desde el inicio, agarraron pico y pala y se pusieron a currar. Los donostiarras plantearon un partido abierto, pero ambos conjuntos se enfrentaron, sobre todo, en el centro del campo. Costaba la vida ganar metros.

Isak fue lo más peligroso en el equipo vasco porque se metía entre líneas, llegaba con intenciones peligrosas y permitía a los suyos subir la línea. Remató fuera un centro de Gorosabel, obligando a Lenglet y a Araujo a no perderle de vista. En el otro lado, Dembélé respondía como un puñal, buscando siempre el uno contra uno y alargando el juego con la vista puesta en la meta de Remiro. Le salían pocas, pero pasaban muchas.Griezmann y Pedri combinaban con De Jong, que estaba en todas partes. Mikel Merino y Guevara se hartaban de morder. Lo del centro del campo en el primer tiempo fue una lucha sin cuartel, a cara descubierta y sin mascarilla. Cada milímetro contaba y el Barça, sin Leo, se responsabilizó al máximo, dejando el hígado en cada carrera y cada balón dividido. Solo así podía plantarse cara a una Real que hacía lo mismo. Braithwaite, todo humildad, peleó un balón que puso en profundidad a Griezmann. El galo, entrando por la izquierda, centró templado para que De Jong marcara de cabeza. Picar piedra nunca había sido tan placentero. El Barça dio el primer golpe. Dejamos el resto para la segunda.

El segundo tiempo amaneció con una manos de De Jong, que cortó involuntariamente un centro con el brazo, pegado al cuerpo, eso si. Penaltito. Tardó Munuera Montero en señalarlo, pero acabó haciéndolo. Oyarzabal plantó el balón ante Ter Stegen y le engañó, disparado a su izquierda, lanzándose él a la derecha. Vuelta a empezar. Pasó un minuto hasta que De Jong cayó en el otro área. Falta en ataque, como si fuera baloncesto. Que pintaba mal quedó confirmado con una falta y una amarilla a Dembélé por protestar en la frontal del área blaugrana. Isak a la barrera. Apretaba la Real. No bajaba los brazos el Barça, para nada.

De Jong comandó una contra, la cedió para Dembélé y, tras un par de recortes, disparó ajustado a la base del palo, pero fuera. El partido estaba más abierto que nunca y Sevilla quedaba tan cerca y lejos a la vez. Era imposible saber hacia dónde iba el partido, elegir bando. Porque ambos seguían masticando cada segundo sin saborear nada. No había tiempo para pensar. Cuando los de Koeman lograban el balón durante veinte segundos, la Real colocaba dos líneas de cinco convertidas en un bosque frío y espeso. Derribaron a De Jong en la frontal del área vasca, pero Munuera dijo "jueguen, jueguen", antes las quejas de los blaugrana. Comenzaba a ser un festival sibilino. Pedri, que también cayó dentro del área, alzando los brazos en señal de protesta, respondió con un disparo que Remiro envió a córner. Pasaban los minutos y el partido se hacía cuesta arriba para ambos, cada vez menos vigorosos, más conservadores. Pero con la cabeza alta porque el premio era demasiado goloso. Prórroga. Más frío, más emoción.

Arrancó el tiempo extra con un paradón a trallazo de Zaldúa. La respuesta fue un disparo defectuoso en posición inmejorable de Dembélé que paró Remiro sin esfuerzos. Arrancó lal segunda mitad del tiempo extra más valiente el Barça. Griezmann lo probó de falta y luego de volea. Replicó la Real forzando el córner en la jugada siguiente. Aún quedaban fuerzas, aunque pareciera imposible. Januzaj volvió a forzar otro ante Araujo. Cada jugada se gritaba. Hasta la madera gritó cuando Januzaj estrelló allí el balón a tres del final. ¡Qué gran semifinal! Los penaltis dictarían sentencia.


Falló Bautista, falló De Jong. Falló Oyarzabal (para ser justos paró Ter Stegen), marcó Dembélé. Envió al palo Willian José, marcó Pjanic. Merino marcó el primero de la Real Sociedad y Griezmann la envió a las nubes. Marcó Januzaj y Riqui Puig envió al Barça a la final de la Supercopa.

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