El Messi centrocampista
| 29.01.2013 | 04:05h
Leo Messi ya es centrocampista.
De extremo derecho que tiraba la diagonal hacia dentro en busca del
disparo combado pasó a falso 9, posición desde la que sorprendió a los
rivales y generó un esquema de juego singular. Después, durante unos
meses, compartió con Cesc Fàbregas un doble falso 9 en el que ambos
podían asistir o llegar, siempre por el eje vertical. Mediada la pasada
temporada, Guardiola le fue retrasando, aproximándolo a Xavi, quien
siempre se jactó de buscar a Messi para que el argentino no estuviera
demasiados minutos sin tocar cuero. Y con Vilanova, el paso atrás se ha
institucionalizado. Hoy, Messi es centrocampista puro y duro, jugador de
círculo central, de acudir cerca de Busquets para ayudarle a iniciar la
jugada. Pero con una particularidad inaudita: cuanto más se aleja del
área rival, más peligroso resulta Messi y más goles acumula.
Pelé se definía a sí mismo como mediapunta atacante. ¿Qué es hoy Messi? Posiblemente un centrocampista atacante, un mediapunta que empieza a jugar en el círculo central, un mediocentro goleador. Es muy probable que esta característica, esta posición tan retrasada, solo sea posible en un Barça como el actual, con laterales que juegan muy arriba, unido a la inexistencia de delantero centro y la superpoblación del centro del campo, donde llegan a convivir cinco medios de manera permanente (Busquets, Xavi, Messi, Cesc e Iniesta). En otro entorno sería bastante más difícil que Messi pudiera ocupar esa plaza “flotante” tan retrasada, tan lejos del área, y sin embargo que pudiera ser tan influyente en el juego global al tiempo que tan mortífero en el área enemiga.
Al Barça le conviene mucho esta nueva ubicación de Messi, así como la de Pedro, un `9¿ sin posición, fluido y totalmente líquido, inatrapable. Los defensas rivales no tienen a nadie a quien defender, pues su rivales están esparcidos, diseminados, alejados, permutando sin cesar, esperando el momento para llegar. Siendo centrocampista, Messi es más peligroso que nunca.
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