Acción-reacción
| 05.02.2013 | 04:05h
Es un interesante ejercicio de
acción-reacción, toda propuesta de avance en el juego del Barça ha sido
replicada con antídotos por sus rivales. En general, las innovaciones
del Barça fueron positivas pero también lo fueron las contramedidas, lo
que ha generado una progresión muy interesante desde el punto de vista
táctico, en especial en España, donde los entrenadores no solo poseen un
alto nivel, sino que además se aplican con esmero en encontrar
soluciones a los nuevos problemas, lo que ha desembocado en una carrera
entre fugado y perseguidores, unidos por una goma elástica. Cuando el
Barça logra cierta ventaja táctica con su nueva propuesta, los oponentes
se afanan en el antídoto que la reduzca.El último pulso lo hemos visto ahora, cuando la innovación vertical de Tito ha sido bien contrarrestada por Málaga, Real Madrid o Valencia. Veníamos, no lo olvidemos, de un Barça que padecía mucho antes equipos encerrados, sirva el Chelsea como ejemplo. La solución frente a castillos rocosos resultó ser la apertura y separación de líneas, la búsqueda del eje vertical y la disminución del control sobre el juego. Para conseguirlo, el Barça tuvo que conceder muchas oportunidades a los rivales, hasta el punto de encajar un porcentaje de goles impropio en la tradición del equipo. A cambio, produjo un volumen elevado de jugadas peligrosas y, sobre todo, muy claras, de finalización relativamente sencilla, lo que también incrementó el número de goles conseguidos. Puestos en la balanza ambos factores, al Barça le salían las cuentas. Hasta que le han pillado el truco y lo han hecho, como es razonable, equipos poderosos. Tras esta sucesión de partidos importantes, todos saben ya que presionar en zona de tres cuartos para ensuciar la salida de balón de Piqué al tiempo que se juntan los mediocentros contra los interiores del Barça equivale a un martirio para los hombres de Jordi Roura. Planteado el nuevo problema, también sabemos que al Barça le corresponde mover pieza. Acción-reacción.
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