Sandro Rosell y el padre de Leo ya se han sentado a negociar.
Ha habido más de una reunión y las sensaciones son muy positivas.
El nuevo contrato se adecuará mejor a la dimensión del crack.
2018 es la fecha sobre la que se trabaja: Leo tendría 31 años
Leo Messi, a punto de renovar por el Barça hasta 2018.
Joan Josep Pallàs
15/12/2012 08:11
Buenas noticias para el barcelonismo. El Barça y
Leo Messi avanzan hacia un acuerdo definitivo para la renovación del
crack argentino. Con absoluta discreción y recíproco entendimiento, las
dos partes, representadas por el presidente Sandro Rosell y por Jorge
Messi, padre de Leo, han mantenido ya las primeras reuniones y no hay
obstáculos insalvables en el horizonte que hagan pensar en una situación
de dificultad.
Todo lo contrario. El buen 'feeling' se impuso desde el momento en que tanto el club como el crack, de forma natural, se acercaron hace unos meses, justo antes del pasado verano, para convenir que el contrato actual, firmado cuando el astro argentino aún no había ganado ninguno de sus tres (casi cuatro) Balones de Oro, debía ser actualizado.
No ha habido por parte del jugador o su entorno ningún gesto oportunista para propiciar la actual negociación. La relación es lo suficientemente fluida y regular como para que en las agendas respectivas se hayan encontrado un par de huecos para sentarse a hablar.
Messi, es sabido, es más de negociar en el campo y, desde luego, ahí se ha hecho acreedor de un aumento de sueldo proporcional a su dimensión de indiscutible número uno mundial.
Seguramente su nueva ficha tendrá muchos ceros, pero, es tal lo que devuelve por su repercusión multidireccional (impacto internacional, imagen modélica como figura del equipo, contratos de giras y amistosos y un sinfín de intangibles) que el dinero resultará bien invertido.
La idea, además de ajustar el tema económico, es prolongar el contrato actual, que expira en junio de 2016, hasta 2018, es decir, que a partir del verano de 2013 se contarían cinco temporadas más de acuerdo, el máximo establecido.
En 2018, Messi cumpliría 31 años, de modo que se conseguiría en parte el gran objetivo con el que sueña el aficionado culé: blindar al crack y lograr que prácticamente complete toda su carrera vestido de azulgrana.
Discreción y respeto
Las escasas referencias públicas que ha hecho Messi respecto a su renovación han sido ejemplares, en las antípodas del comportamiento de otros cracks que suelen aprovechar una situación ventajosa para reclamar de forma aparatosa más dinero.
Leo no es así y por eso, y por su estratosférico rendimiento, el club trabaja tranquilo y le está tan agradecido. “Mi contrato no me preocupa. No hay nigún problema, ni mucho menos, ya lo he repetido en numerosas ocasiones. Tengo claro lo que quiero y no hay problema”, dijo semanas atrás. Así da gusto.
Todo lo contrario. El buen 'feeling' se impuso desde el momento en que tanto el club como el crack, de forma natural, se acercaron hace unos meses, justo antes del pasado verano, para convenir que el contrato actual, firmado cuando el astro argentino aún no había ganado ninguno de sus tres (casi cuatro) Balones de Oro, debía ser actualizado.
No ha habido por parte del jugador o su entorno ningún gesto oportunista para propiciar la actual negociación. La relación es lo suficientemente fluida y regular como para que en las agendas respectivas se hayan encontrado un par de huecos para sentarse a hablar.
Messi, es sabido, es más de negociar en el campo y, desde luego, ahí se ha hecho acreedor de un aumento de sueldo proporcional a su dimensión de indiscutible número uno mundial.
Seguramente su nueva ficha tendrá muchos ceros, pero, es tal lo que devuelve por su repercusión multidireccional (impacto internacional, imagen modélica como figura del equipo, contratos de giras y amistosos y un sinfín de intangibles) que el dinero resultará bien invertido.
La idea, además de ajustar el tema económico, es prolongar el contrato actual, que expira en junio de 2016, hasta 2018, es decir, que a partir del verano de 2013 se contarían cinco temporadas más de acuerdo, el máximo establecido.
En 2018, Messi cumpliría 31 años, de modo que se conseguiría en parte el gran objetivo con el que sueña el aficionado culé: blindar al crack y lograr que prácticamente complete toda su carrera vestido de azulgrana.
Discreción y respeto
Las escasas referencias públicas que ha hecho Messi respecto a su renovación han sido ejemplares, en las antípodas del comportamiento de otros cracks que suelen aprovechar una situación ventajosa para reclamar de forma aparatosa más dinero.
Leo no es así y por eso, y por su estratosférico rendimiento, el club trabaja tranquilo y le está tan agradecido. “Mi contrato no me preocupa. No hay nigún problema, ni mucho menos, ya lo he repetido en numerosas ocasiones. Tengo claro lo que quiero y no hay problema”, dijo semanas atrás. Así da gusto.
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