| 18.12.2012 | 04:05h
¡QUÉ DURA ES LA CAÍDA!
Mourinho se suicidó en directo y por televisión. Ni su peor enemigo
podía darle un consejo más maligno. Tiró la toalla antes de entrar en la
ducha. Confesó su impotencia en un ataque de sinceridad. Se desnudó
ante los periodistas que tanto odia. Dejó con el culo al aire a
Florentino, que la víspera le había defendido. Decir que la Liga está
imposible para el Madrid es abofetear a los aficionados que todavía
sueñan con un milagro. Una vez más el portugués demostró que solo piensa
en él, que el club le importa un rábano. Si pudiera, ahora mismo
cogería un avión y se fugaría. Está harto de unos jugadores que no dan
la cara por él; está arrepentido de no haberse marchado el pasado verano
después de ganar la Liga. Sabe lo que le espera, un equipo que le está
haciendo la cama. Nunca se había visto en una situación así, sabe que no
tiene futuro. Ayer acudió a la comida de Navidad del club. Sentado
entre el presidente y el vicepresidente parecía ausente, su seriedad
reflejaba cabreo, incomodidad, desprecio. Solo le faltaba escuchar el
discurso de Florentino diciendo que el Madrid nunca se rinde para
sentirse peor, para darse cuenta de que sobra en el madridismo. Que
coreen su nombre en el Camp Nou en forma de cachondeo es algo que hiere
su orgullo. Se ha caído del pedestal.
REBELIÓN A BORDO. Por mucho menos, por decir que era imposible ganar en el Camp Nou, se cargaron a Schuster. Pero no pasará nada ahora. Cesarle cuesta demasiados millones y tampoco hay sustituto con garantías. Aguantarán hasta febrero para ver si recuperan el rumbo en la Champions. Sería un milagro. El mar de fondo del vestuario ha roto la armonía del equipo. Sergio Ramos se atreve ya a replicar al míster diciendo que para el Madrid “no hay nada imposible”. Hay una rebelión a bordo por parte del grupo que encabezan Casillas, Alonso y Ramos. Son los tres chivatos de las confidencias que aparecen en la prensa aunque Mou no tiene pruebas para denunciarlos. Cristiano Ronaldo tampoco está bien, se siente traicionado por el presidente que no le ha querido mejorar el contrato mientras que en el plano deportivo se ve eclipsado por Messi y Falcao. Con este panorama por delante, son muchos los que apuestan que volverán a tropezar el próximo fin de semana en Málaga, donde por cierto tienen muchas ganas de pasarles por la piedra.
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